En un primer momento os preguntareis ¿Qué tendrá que ver la
obesidad con la psicología?
Con este post espero disiparos esa duda y hacer evidente tal relación.
La sociedad en la que vivimos se rige a base de prejuicios y
estos son evidentes en cuanto a los individuos que padecen obesidad, lo cual se
traduce en que se introduzcan en su propio mundo y que eviten las interacciones
sociales ya que son conocedores de esos prejuicios establecidos.
Cuando intentamos definir esta enfermedad, no sólo es
necesario el centrarse en el organismo como sistema biológico, sino que es
indispensable un análisis de los aspectos culturales, sociales y psicológicos
que se encuentran implicados.
Durante muchísimo tiempo hemos tenido la idea de que las
personas obesas tenían problemas de
personalidad los cuales intentaban aliviar mediante la conducta alimentaria.
Aunque sí que es cierto que es más común encontrar algún tipo de alteración de
personalidad o problema psiquiátrico en personas con obesidad que en personas
con un peso normal. Entre estas alteraciones podemos encontrar: agorafobia, depresión mayor, bulimia. Además
también podemos encontrar una elevada ansiedad e incluso conductas agresivas o
de evasión.
Un aspecto importante son las condiciones ambientales en las
que se desenvuelve la persona obesa, ya que estas influirán en su percepción,
así como en su bienestar psicológico.
También es de vital importancia el comentar las
consecuencias que pueden acarrear el seguimiento de dietas, como son el aumento
de depresión, nerviosismo y ansiedad al igual que los ciclos de pérdida-
recuperación, en los que el paciente se
encuentra frustrado, se siente culpable produciéndose así el desarrollo
de nuevas patologías como pueden ser la depresión, angustia, o incluso el
trastorno alimentario compulsivo.
La Terapía Cognitivo Conductual, nos permite eliminar las
barreras que les impiden continuar con la dieta a las personas obesas. Estos
programas están basados principalmente en técnicas de autocontrol.
El objetivo principal de esta terapia es el de mejorar los
hábitos de alimentación y los niveles de actividad física.
Las características principales de estos programas son las
siguientes:
·
Automonitoreo: registro de la ingesta de comida,
así como de las circunstancias en que esta se produjo, proporcionando
información para la intervención.
· Control del estímulo: evitar las situaciones que
nos inciten a comer en exceso.
·
Flexibilidad en el programa de alimentación: las
dietas excesivamente rígidas no son aconsejables, lo idóneo es lograr un
equilibrio.
·
Reestructuración Cognoscitiva: es utilizada para
la identificación de sentimientos y pensamientos de autoderrota, para
proporcionar así ayuda al paciente en la
identificación de actitudes relacionadas con las expectativas excesivamente
altas y poco realistas sobre su peso e
imagen corporal.
·
Relaciones interpersonales y manejo de estrés:
es utilizado para salir airoso de episodios de alimentación excesivas, se
realiza mediante meditación o terapias de relajación, también encontramos en esta fase
apoyo con familiares y amigos
para evitar estas situaciones (previamente pactado).
·
Recompensas : suelen ser utilizadas como un
premio al paciente conforme va logrando sus objetivos, lo cual supone una
estimulación. Por ejemplo la compra de un libro.
·
Cambios de actitud al comer: un gran cambio es
el comer y masticar lentamente para que las señales de saciedad se produzcan y
este mensaje llegue al cerebro.
·
Prevención de recaidas: este es un aspecto de
vital importancia, ya que no se trata de un proceso con un tiempo delimitado
sino que se extiende en el tiempo y debe permanecer en él.
Finalmente he de comentar que
este tipo de terapia no cura la obesidad, si no que su trabajo va encaminado a
un mantenimiento del peso perdido y a la prevención de la recuperación de este.
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